Este sábado 25 de marzo, como estaba previsto intervinieron José Olid y Enrique Martín, dos de los grandes aficionados y entendidos con quienes disfruta todo aficionado a los Toros en esta difícil disciplina que es la Tauromaquia.
Lo avisé y se cumplió, en la Peña Taurina “Tercio de Varas” de Linares (Jaén) se pasó de la calma a la tempestad y estos dos “fariseos”, “talibanes” -lo cogen, ¿verdad?- como titulo la reseña, incendiaron dicha Peña Taurina en las casi tres horas de tertulia. Una tertulia que de no haberle puesto fin, a estas horas todavía estaríamos hablando de Toros en Linares. Lo de “fariseos” se entiende en qué sentido lo digo y para quienes puedan resultar de ese modo. Vale pues empecemos.
Difícil va a resultar resumirles lo que fue la tertulia de esta semana, resultó tan amena y variada, fueron tantos e interesantes los temas a tratar que veremos si soy capaz de estar a la altura y hacer una crónica como estos dos “puntales” representativos del sentir de tantos aficionados, se merecen; lo intentaré.
Estos dos “toreros” recibieron la velada con una “larga cambiada” pero a “porta-gayola”; algo que fue muy de agradecer de parte de los asistentes ya que de ese modo siempre se mira de frente y por derecho, que es lo que siempre espera esta Peña de todo aquel que es invitado a sus Tertulias Taurinas de hace ya la friolera de XXIV años ininterrumpidos ¡ahí es ná! La solera que tiene esta entidad y el “aje” de quienes la componen.
Presentó el acto su actual Presidente, Juan Casado, haciendo un breve pasaje por la vida taurina de cada uno de los invitados y como mandan las reglas taurinas “rompió plaza” el más veterano, en este caso José Olid.
La tertulia de esta noche estuvo bien diferenciada, José Olid tras un “Esta noche no es de lírica ni lecciones magistrales”, rompió plaza haciendo una amplia disertación sobre lo que era la Fiesta en los años anteriores y de post-guerra, personalizando entre otros a toreros como Félix Rodríguez, un desconocido entre los grandes de la época, conceptuándole de descubiertos del temple; y el más conocido “monstruo” de Córdoba Manuel Rodríguez “Manolete”, del cual destacó sobremanera su forma de torear con el capote, para él de más verdad que con la muleta, la cual censuró ante la perplejidad de los presentes.
Abogó nuevamente por el “segundo circuito” volviendo a culpar a Madrid de no haber querido “tirar del carro” asumiendo entre otras fórmulas, la de la autogestión.
Como es habitual en Olid, un excelente orador que con mucho temple y señalando con el dedo, tildó clara y directamente a los que manejan actualmente la Fiesta, de hacerlo sin saber transmitir la hombría y el respeto que debe imperar en la misma.
Tampoco faltó el Olid poético, quien dijo que sobre el airado dicho que tiene la ciudad de Linares sobre que si no llega a ser por la muerte de “Manolete”, no tendría la difusión taurina actual. José Olid afirmó que Linares de siempre fue taurino y que en todas las fincas desde Linares a las localidades de la vega del Guadalquivir, eran antaño tierra calma donde pastaban entre otras razas, reses de lidia, por lo que después del agostado, Linares ha celebrado desde siempre una de las mejores ferias taurinas, por lo que fue el monstruo cordobés quien quiso venir a morir en los brazos de la afición linarense.
Enrique Martín, abonado de la grada 6 de la Plaza de Toros de Las Ventas, disertó sobre el estado actual de la Fiesta, conceptuándola como Fiesta 2.0. Muy agudo este Enrique Martín que del mismo modo estuvo toda la velada “sembrao”, sobre todo cuando al salir a la palestra “El Fandi”, preguntó son una fina ironía si este torero funcionaba a gas-oíl o gasolina.
Enrique tocó todos los “palos de la baraja”, toreos, ganaderos, empresarios, aficionados; declarando estar todas las partes partidas en dos clases, los que viven “para” y los que viven “de” la Fiesta, importándoles poco que esto vaya en decadencia, desnaturalizándose cada vez más.
Otros puntos importantes fueron el tema de la suerte de varas, termómetro fundamental de la Fiesta y que en su opinión se están viendo muchas corridas de toros sin caballos. Encastes en las ganaderías, diferencias en lo que nos quieren vender con los términos “toreabilidad” o “durabilidad”, términos que él entiende como docilidad y embiste bobalicón del toro. Y la prensa, quienes debieran realizar una labor docente que se niegan a impartir a pesar de que muchos de ellos sean excelentes periodistas, pero los intereses personales parece ser se imponen a la integridad profesional; así como la falta de respeto de muchas figuras del toreo hacia el aficionado.
Defendió a Madrid y su afición, desmintiendo muchos de los tópicos que sobre ellos se ha dicho, como puedan ser el tamaño y kilos de los toros. Abogando por el toro en su “tipo” y la variedad de encastes siempre en su línea.
Una Tertulia Taurina en la que hubo en todo momento complicidad entre tertulianos y contertulios, ambas partes parecieron haberse cocido en el mismo “crisol”, algo que no deja lugar a dudas de que el compromiso hacia esta Fiesta, nuestra Fiesta, es evidente.
Para finalizar el acto como es costumbre en esta casa, los invitados firmaron en el “Libro de Oro” de la Peña, haciéndole llegar a los presentes lo redactado para pasar a formar “tertulia libre” al calor de una copa de vino español.
Fotos: José Cisneros
Difícil va a resultar resumirles lo que fue la tertulia de esta semana, resultó tan amena y variada, fueron tantos e interesantes los temas a tratar que veremos si soy capaz de estar a la altura y hacer una crónica como estos dos “puntales” representativos del sentir de tantos aficionados, se merecen; lo intentaré.
Estos dos “toreros” recibieron la velada con una “larga cambiada” pero a “porta-gayola”; algo que fue muy de agradecer de parte de los asistentes ya que de ese modo siempre se mira de frente y por derecho, que es lo que siempre espera esta Peña de todo aquel que es invitado a sus Tertulias Taurinas de hace ya la friolera de XXIV años ininterrumpidos ¡ahí es ná! La solera que tiene esta entidad y el “aje” de quienes la componen.
Presentó el acto su actual Presidente, Juan Casado, haciendo un breve pasaje por la vida taurina de cada uno de los invitados y como mandan las reglas taurinas “rompió plaza” el más veterano, en este caso José Olid.
La tertulia de esta noche estuvo bien diferenciada, José Olid tras un “Esta noche no es de lírica ni lecciones magistrales”, rompió plaza haciendo una amplia disertación sobre lo que era la Fiesta en los años anteriores y de post-guerra, personalizando entre otros a toreros como Félix Rodríguez, un desconocido entre los grandes de la época, conceptuándole de descubiertos del temple; y el más conocido “monstruo” de Córdoba Manuel Rodríguez “Manolete”, del cual destacó sobremanera su forma de torear con el capote, para él de más verdad que con la muleta, la cual censuró ante la perplejidad de los presentes.
Abogó nuevamente por el “segundo circuito” volviendo a culpar a Madrid de no haber querido “tirar del carro” asumiendo entre otras fórmulas, la de la autogestión.
Como es habitual en Olid, un excelente orador que con mucho temple y señalando con el dedo, tildó clara y directamente a los que manejan actualmente la Fiesta, de hacerlo sin saber transmitir la hombría y el respeto que debe imperar en la misma.
Tampoco faltó el Olid poético, quien dijo que sobre el airado dicho que tiene la ciudad de Linares sobre que si no llega a ser por la muerte de “Manolete”, no tendría la difusión taurina actual. José Olid afirmó que Linares de siempre fue taurino y que en todas las fincas desde Linares a las localidades de la vega del Guadalquivir, eran antaño tierra calma donde pastaban entre otras razas, reses de lidia, por lo que después del agostado, Linares ha celebrado desde siempre una de las mejores ferias taurinas, por lo que fue el monstruo cordobés quien quiso venir a morir en los brazos de la afición linarense.
Enrique Martín, abonado de la grada 6 de la Plaza de Toros de Las Ventas, disertó sobre el estado actual de la Fiesta, conceptuándola como Fiesta 2.0. Muy agudo este Enrique Martín que del mismo modo estuvo toda la velada “sembrao”, sobre todo cuando al salir a la palestra “El Fandi”, preguntó son una fina ironía si este torero funcionaba a gas-oíl o gasolina.
Enrique tocó todos los “palos de la baraja”, toreos, ganaderos, empresarios, aficionados; declarando estar todas las partes partidas en dos clases, los que viven “para” y los que viven “de” la Fiesta, importándoles poco que esto vaya en decadencia, desnaturalizándose cada vez más.
Otros puntos importantes fueron el tema de la suerte de varas, termómetro fundamental de la Fiesta y que en su opinión se están viendo muchas corridas de toros sin caballos. Encastes en las ganaderías, diferencias en lo que nos quieren vender con los términos “toreabilidad” o “durabilidad”, términos que él entiende como docilidad y embiste bobalicón del toro. Y la prensa, quienes debieran realizar una labor docente que se niegan a impartir a pesar de que muchos de ellos sean excelentes periodistas, pero los intereses personales parece ser se imponen a la integridad profesional; así como la falta de respeto de muchas figuras del toreo hacia el aficionado.
Defendió a Madrid y su afición, desmintiendo muchos de los tópicos que sobre ellos se ha dicho, como puedan ser el tamaño y kilos de los toros. Abogando por el toro en su “tipo” y la variedad de encastes siempre en su línea.
Una Tertulia Taurina en la que hubo en todo momento complicidad entre tertulianos y contertulios, ambas partes parecieron haberse cocido en el mismo “crisol”, algo que no deja lugar a dudas de que el compromiso hacia esta Fiesta, nuestra Fiesta, es evidente.
Para finalizar el acto como es costumbre en esta casa, los invitados firmaron en el “Libro de Oro” de la Peña, haciéndole llegar a los presentes lo redactado para pasar a formar “tertulia libre” al calor de una copa de vino español.
Fotos: José Cisneros
