15 de febrero de 2012

La Zapopina está encontrando justicia

El famoso quite de la lopecina atribuido a El Juli, proviene del quite de un torero menor mexicano conocido por El Zapopán y que lleva su nombre.

El reciente domingo 5 de febrero, justo en la puerta principal de la Monumental México, encontré a grandes amigos de España. Encontré al aguerrido Juan Lamarca brillante integrante del Círculo de la Dinastía Bienvenida, Javier Morales extraordinario veterinario y copropietario de Partido de Resina, así como a Javier Hurtado, colega del Tendido Cero, con quienes justamente recordamos, dado que los tres llevaban el libro Alas de Mariposa de los inquietos Miguel Ángel Martínez El Zapopan y Óscar Ruiz Esparza, la gravísima injusticia cometida al reemplazar el nombre de las Zapopinas, por el de lopecinas.

Sí, la gravísima injusticia al afirmar que la inexistente lopecina es un invento de El Juli, lo que la razón, el buen criterio y la cordura claman justicia.

Esta injusticia comienza, y lo recordamos Javier Hurtado, cuando aquella tarde al salir de una corrida durante la Feria de San Isidro, hará razón de 4 años, me comentó:

“Tengo una deuda con México…”, a quien sorprendido le repuse: ¿por qué?, y ahí vino la explicación:

“Cuando El Juli recién llega a España de México, le vi hacer el quite de la zapopina que me fascinó, le pregunté de quién era, y él me dijo que de un torero menor. Le volví a preguntar que si tenía nombre y si se había estrenado ya en una plaza de toros, y me dijo Julián que no, entonces le sugerí que le bautizara como la lopecina.

“Ese es mi deuda con México y con Miguel Ángel Martínez El Zapopan”.

Aquel día le dije a Javier… tú tienes un medio, Tendido Cero, en donde puedes remediar esta injusticia, y hacer del dominio público, que la lopecina es en realidad la zapopina, creación de Miguel Ángel Martínez El Zapopan.

Y, ahora, a 10 mil kilómetros de distancia, pero ahora, ya en México, y con el magnífico libro que fundamenta al creador y hace notar la injusticia, Javier, y todos se han propuesto remediar el hecho, y jamás volver a llamar a las zapopinas... con otro nombre.

Porque, además, mucho antes de que El Juli fuera proyecto de vida, la zapopina ya vivía intensamente y se ha hecho en México, al margen de que sean trazadas por su autor, por muchos toreros nacionales, en casi todas las plazas de toros de México.

Honor a quien honor merece, y que bueno que se comienza a reparar el daño.

Texto: José Mata

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Inserte su comentario