24 de mayo de 2012

Inservible el impresentable encierro de Juan Pedro Domecq

El inservible e impresentable encierro de Juan Pedro Domecq ha fastidiado a la terna que ayer, día 23 de mayo, compareció en el coso titular del mundo.

Es muy posible que con otros toros, de ganaderos responsables y serios, hubieran lucido en verdad... Morante dejó detalles interesantes de buen gusto al igual que su ahijado Juan Pablo Sánchez, y qué decir de la notable voluntad de Talavante; pero fueron tan sólo una tenue luz de lo que pudo ser luminoso. Lo de mayor vergüenza, si cabe, resultó cuando el sexto del festejo, decidió claudicar y echarse cual vil vaca lechera a la arena, ofendiendo a la grandeza del toro bravo y encastado.
 
¡Qué vergüenza!
En lo que se refiere al ganado bravo, seguros estamos que no se pueden inventar lo mitos, por el sólo hecho de hacerlo, y menos cuando han sido los defensores de la comodidad, del toro bobalicón, del bovino bonachón, del toro tontón... que embiste sin chistar en miles de ocasiones para las supuestas obras de arte, pero que al final no acaba diciendo nada, situación que se ha estado intentando magnificar, no por el gran público, sino por los llamados profesionales.
 
La grandeza de la Fiesta Brava y, para que se produzca en verdad el arte en la tauromaquia, debe estar justa e invariablemente en el redondel... el toro auténtico que sin lugar a dudas... es el toro bravo y encastado, un hecho irrebatible y fundamental para la existencia de un espectáculo en donde el artista crea luminosas propuestas poniendo en riesgo su vida. Sí el toro bravo al que sale a dominarlo para conseguir hacer hazañas en el redondel el torero de verdad.
 
Es por ello, que, la Fiesta ha perdido, en parte, esa grandeza con este tipo de inadmisibles toros, cualquier faena correcta, bonita, intentan ponerla como marco de referencia, aunque en la realidad, el torero haya, o mejor dicho, pareciera haber jugueteado con un animalito "borreguno", que más se asemeja, a la imagen de una indefensa hermanita de la caridad por su exasperante docilidad, bondad infinita, que la imponente presencia del toro bravo, el cual han nulificado estos criadores de bovinos mansos y descastados.
 
Ganaderos como Juan Pedro Domecq equivocaron el camino y por ende, mucho a la Fiesta Brava, hasta convertirla en una vulgar parodia bobalicona; endulzaron tanto la sangre brava, que ahora mismo se les ha ido de sus manos, por lo que hasta la casta desapareció de sus dehesas y al margen de que ya se resisten a embestir... salen a pastar a las plazas de toros, como lindas ovejitas del señor.
 
Nunca creí en la tesis del toro para el arte que inventó y consecuentemente impuso en vida, Juan Pedro Domecq, para mí siempre fue un desatino, y por ello, dejó una muy penosa herencia para la Fiesta Brava, que se está viviendo con estentórea vergüenza en casos como el de este miércoles 23 de mayo, fecha en que, por la mañana, se le develó un mosaico en Las Ventas, con el que le reconocían, algunas personas, como buen ganadero; mientras cerca de 25 mil personas, por la tarde-noche, reiteraban lo equivocado que estuvo, como ganadero del toro para el arte, al reprobar todo el pésimo encierro. 
 
Un encierro tan indigno para la Feria de San Isidro, que debió haberse mejor quedado en la finca de donde nunca debió salir, y con esto se comprueba que son algunos de los profesionales, los que pueden hacer serio daño a la Fiesta Brava, como los ganaderos que en lugar de buscar y defender en sus dehesas al toro bravo, son los primeros promotores de los simulacros convertidos en vulgares parodias a través de la existencia del toro bobalicón.

Texto: José Mata / www.torosenelmundo.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Inserte su comentario