25 de julio de 2012

A propósito del alcalde de Cartagena de Indias

El burgomaestre de la ciudad colombiana prometió una feria taurina, reuniendo a las partes interesadas locales en su momento. Sin embargo el tiempo pasa y no parece que el prometido ciclo llegue a celebrarse en el coso cartagenero.

La situación de Cartagena de Indias en cuanto al aspecto taurino está entrando en una recreación novelada por muchas cosas. Empezando porque el Alcalde Campo Elías Teherán ha puesto de manifiesto que está interesado en revivir la que siempre fue tradicional feria taurina de Cartagena en el mes de enero. Para ello, se reúne con las peñas locales y toma juramento a un comité integrado por cinco aficionados que tras la primera reunión en el despacho del burgomaestre, entra en una especie de limbo porque no hay nada definido o más bien, nos acordamos de la gran derrota de Churchill en la Batalla de Gallipoli tras desembarcar en el Estrecho de los Dardanelos. ¡Ojalá no sea así y nos equivoquemos!

Organizar una feria taurina no es cosa fácil, más aún cuando se trae el lastre de una deuda con la UNDETOC (Unión de Toreros de Colombia, Sección Subalternos) dejada por el último empresario. Y para ello no hay que hacerse ilusiones, sino tomar determinaciones y actuar como tal. Es el caso de la complejidad de los mismos toros y su comportamiento dentro del ruedo, porque hay que conocerle los terrenos. Si aprieta mucho, hay que darle sitio, perderle pasos. Si protesta cuando le levantas el engaño y saca genio, es preciso torearle por debajo de la pala del pitón. Si echa las manos por delante, es señal de debilidad. Cuando se rompe hacia arriba, hay que bajarle los engaños para que siga adelante y tenga un tranco más. Que si los toques han de ser suaves o fuertes. Si hay que vocearles duro o suavemente, hasta que el astado ya se vea sometido, para entonces encajarse y trazar los muletazos con elegancia, soltura y ritmo. ¡Ligar y soltar justo para hacer la faena!

Eso, señor Alcalde, hay que hacerlo con Cartagena. No es el caso de tener las mejores intenciones y no aplicarlas. Hizo bien en rodearse de las peñas taurinas, que son asesores íntegros y bien intencionados. Por ello es plausible la gestión de León Trujillo Vélez, quien invitó al Alcalde a “La Tasca” con las agremiaciones taurinas. Sin embargo, ello no es suficiente. Terán Dix debe marginarse de los malos consejeros que solicitan dinero a las empresas de turno, como aconteció con la empresa que en días pasados ofreció el montaje del espectáculo taurino “Embrujo Gitano” en Cartagena. ¡Un millón de pesos le tuvieron que entregar al consejero y el evento al final de cuentas no se llevó a cabo! Con este tipo de toro rebrincado no llegamos a ninguna parte.

Dibujando esta faz de Cartagena, es imposible recobrar las viejas épocas cuando estábamos a la vanguardia en el rol taurino colombiano. No se puede hablar una cosa, tener aparentemente las mejores intenciones y evidenciar los consejos de quien solo está interesado en aplicar "peajes" a los empresarios y toreros. Por todo ello, no deja de sorprender que el alcalde Campo Elías, por un lado promulgue su interés en recuperar la feria y por otro lado se mal asesora y deja prácticamente en el limbo al Comité Taurino escogido por las peñas taurinas de la ciudad. Si no se hacen las cosas bien, la ilusión será pétrea como los toros de Guisando de la cultura vetona en España. Recreación novelada. Y una vela a Dios y otra al diablo.

Texto: Edgardo Pallares Bossa (Colombia)
Fotografía: Facebook de Campo Elías Teherán

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