Ficha del festejo:
Cinco toros de la ganadería jienense de Sancho Dávila, el quinto sobrero de otro de la misma ganadería devuelto a los corrales por inválido. Mal presentados, han sido manejables aunque blandos. Y uno de la ganadería burgalesa de Antonio Bañuelos, lidiado en sexto lugar, que ha dado buen juego.
Javier Castaño, palmas y oreja.
Iván Fandiño, silencio tras un aviso y silencio.
David Mora, oreja y oreja.
Algo menos de un cuarto de plaza, en tarde soleada y con mucho viento, que molestó mucho a los toreros y a ratos hizo inviable el toreo.
En el primer toro de la tarde, Javier Castaño llevó a cabo una labor tan desangelada como la tarde, ante un toro carente de fuerza y emoción. En el segundo de su lote, trasteó entre los cuernos en una faena se desarrolló entre achuchones y desarmes, pero que obtuvo la complacencia de los tendidos.
Iván Fandiño consiguió algún muletazo con enjundia, dentro de una faena intermitente en su primero, al que mató muy mal. En su segundo, que fue devuelto a los corrales por inválido, su sustituto salió moribundo de los toriles y optó por abreviar, circunstancia que agradeció el público.
David Mora realizó a su primero una faena tan voluntariosa como carente de lucimiento, excepto una serie con la derecha en la que hubo acople y buenas maneras, que le valió una oreja.
En su segundo, al que cortó otro apéndice, hizo un quite por gaoneras muy ajustado y después ofreció una faena muy entonada, en la que hubo temple, gusto y ligazón.
Texto: EFE
Fotografía: Bragimo/EFE
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