8 de agosto de 2012

Hermoso de Mendoza, Galán y Moura hijo a hombros en la tercera de La Blanca

Los rejoneadores Pablo Hermoso de Mendoza, Sergio Galán y Joao Moura hijo salieron a hombros, junto al mayoral del hierro de Fermín Bohórquez, al obtener, los tres, en sus respectivos segundos toros, dos orejas como premio. El respetable estuvo entregado con los caballeros rejoneadores y la presidencia generosa en el reparto de apéndices auriculares.
Plaza de toros de Vitoria, martes 7 de agosto de 2012. Se lidiaron seis toros del hierro gaditano de Fermín Bohórquez, reglamentariamente despuntados para rejones, desiguales de presentación y juego, todos mansearon a excepción del primero, bravo, el mejor del festejo.

Pablo Hermoso de Mendoza: tres pinchazos, rejón trasero y un descabello (silencio) y rejón caído (dos orejas).
Sergio Galán: dos pinchazos y rejón (silencio); y rejón (dos orejas).
João Moura hijo: dos pinchazos y rejón caído (silencio); y rejón desprendido (dos orejas).

La plaza tuvo más de tres cuartos de entrada en tarde soleada y muy calurosa.

João Moura hijo debutó en la Plaza de toros de Vitoria.


TRES TRIUNFOS LOGRADOS POR EL MISMO CAMINO
Pablo Hermoso de Mendoza enseñó a sus compañeros de cartel cual era el camino para salir por la puerta grande de Vitoria. Lo hizo en el cuarto toro de la tarde donde cuajó una faena muy inteligente conectando con los tendidos. Ese fue el camino del triunfo.

El toro de Bohórquez mostró de salida su condición de manso. Pablo construyó su triunfo a lomos de Garibaldi con quién realizó cabriolas, girando sobre sí mismo y tras clavar al burel varias banderillas largas, notó el navarro que el público comenzaba a entregarse a su labor.
Siguió su labor con Ícaro, un caballo con el que continúo supliendo con técnica las malas condiciones del astado. Mató cabalgando sobre Pirata, con quién también puso tres banderillas cortas con el público rendido al centauro estellés.
Pese a que el rejón de muerte quedo caído produciendo derrame, la muerte del toro fue rápida y tras una fuerte petición fue premiado con dos orejas. Su primer oponente, el mejor morlaco de la tarde, fue llevado toreado por Hermoso de Mendoza con suma precisión y elegancia, cabalgando a dos pistas y realizando quiebros imposibles delante del animal.
Utilizó a Villa, Chenel, Manolete y Pirata en esta faena muy bien hilvanada, la mejor faena de la tarde, pero a lomos del último erró con los aceros y se vio privado de un premio mayor.
Sergio Galán siguió el camino marcado por Pablo. Pese a que el quinto toro mostró una querencia a las tablas, desde la salida, el madrileño en cada monta supo meterse al público en el bolsillo. Lo recibió montando a Amuleto, después continuó con Ojeda, pero sobre todo con Apolo supo llevar la alegría a los tendidos con cuatro banderillas largas y cabalgando continuamente alrededor del toro intentando sacarle de los terrenos de la mansedumbre.
Mató certero cabalgando sobre Fado, con el que previamente había puesto banderillas cortas y rosas, y el público bullicioso de nuevo sacó los pañuelos y la presidencia, de nuevo, generosa premió con dos orejas su actuación. En el segundo de la tarde se encontró Galán con un toro muy parado.
Pese a todo, el joven rejoneador estuvo voluntarioso sobre todo montando a Trópico y Fado. Necesitó tres intentos para acabar con la vida del burel y fue silenciado.
 
João Moura hijo se sumo a la fiesta del triunfo en el que cerró plaza. Siguió lo marcado por sus compañeros de paseíllo. Se entregó al respetable desde que salió a la arena y eso que el Bohórquez que le tocó no se entregó a las cabalgaduras del portugués.
Moura hijo siguió su labor galopando sobre Perera a dos pistas y remató con quiebros a lomos de Cordobés que enloquecieron a un público bullicioso. Remató con tres banderillas cortas al violín con el morlaco aculado en tablas y sobre Isidro con quién mató de forma certera pese a lo desprendido del rejón de muerte. El público y la presidencia hicieron el resto para que saliera por la puerta grande junto a sus colegas.

Moura en el tercero adoleció de falta de entendimiento con un toro que tenía movilidad. Mejoró a lomos de Spartacus con quién puso cuatro banderillas y continuó con más palos a lomos de Isidro pero el desacierto con el rejón de muerte condenó al portugués a obtener silencio.

EFE / Fotografías: David Aguilar /EFE

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