20 de agosto de 2012

Sergio Aguilar pierde el triunfo con los aceros tras una importante faena

El diestro Sergio Aguilar, que hizo el mejor toreo de la tarde, estropeó con la espada una faena importante y muy maciza que le hubiera valido una oreja, hoy en Las Ventas.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros Monumental de Las Ventas de Madrid, domingo 19 de agosto de 2012. Toros de José Luis Pereda, el tercero con el hierro de "La Dehesilla", bien presentados y de juego desigual. Tercero y cuarto, tuvieron "carbón" y "transmisión"; noble y desrazado, primero y sexto; manso y brusco el segundo; y reservón el quinto.

Sergio Aguilar: estocada (silencio); y tres pinchazos y estocada corta (gran ovación tras aviso).
Octavio Chacón: estocada atravesada (ovación); y estocada baja (ovación).
Gabriel Picazo: estocada y descabello (aviso y ovación tras petición); y estocada (ovación).

En la enfermería fue operado el banderillero Sebastián Pereira de "tres cornadas, una en la zona perianal derecha de 5 centímetros que afecta piel y tejido celular subcutáneo, otra en la zona perianal izquierda de 10 centímetros que penetra en fosa isquiorectal, alcanza el isquion y respeta aparato enfinteriano anal, y otra tercera de 20 centímetros en cara posterior, tercio distal del muslo derecho, que causa destrozos en músculos isquiotibiales, contusiona el nervio ciático y alcanza el fémur".
El pronóstico es "grave". Trasladado a la clínica de la Fraternidad.

La plaza tuvo un cuarto de entrada en tarde calurosa.


¡DICHOSA ESPADA!
Uno de los toreros que de siempre se ha esperado en Madrid es Sergio Aguilar. Torero de un concepto clásico y muy puro, pero también firme y valiente a carta cabal, que por unas cosas u otras nunca ha acabado de "romper" a pesar de ese buen estilo que atesora.

Y hoy, después de cuajar una faena seria y muy maciza, posiblemente de las más importantes que haya firmado Aguilar en su carrera en Madrid, y que le hubiera supuesto ese triunfo tan anhelado, se le cruza su mala espada. Una pena.

Fue en el cuarto, uno de los toros reseñables del envío por su "transmisión" con el que el madrileño se mostró sereno y capaz, destacando sobremanera al natural, con un toreo cadencioso, por abajo y con hondura, perfectamente colocado para ligar los muletazos, los mejores sin duda de toda la tarde.

Importante Aguilar, valiente y mandón también por el derecho. Pero, ya está dicho, no le funcionó la espada, perdiendo así una oreja de ley.
En su primero, mansurrón de salida, y brusco y rebrincado en la muleta, puso empeño Aguilar aunque aquí se le notó más desconfiado, llegando a ser desarmado en dos ocasiones.
Hubo, no obstante, algún pase de uno en uno por el derecho a base de atacar al animal, que iba acortando cada vez más y pegando un tornillazo al final de su media embestida, pero nada del otro mundo. Y lo que son las cosas, lo mejor aquí fue la estocada, de efecto fulminante.

Chacón hacía su presentación en Las Ventas ni más ni menos que confirmando la alternativa, después de ocho años de doctorado y sin haber hecho nunca el paseíllo en esta plaza, ni siquiera de novillero.
Un Chacón que saludó con bonitos lances a la verónica al toro de la ceremonia, un animal noble pero con poco brío en el primer tercio, y que enseguida empezó a defenderse por sus escasas fuerzas en la muleta.
El gaditano lo toreó con elegancia en el inicio de faena con unos exquisitos doblones por abajo. En el toreo a derechas surgieron tres tandas de muletazos limpios y templados, aunque a media altura y sin poder profundizar, con el toro cada vez más quedado.
A decir verdad, fue más la voluntad por agradar, pues por el izquierdo no se dejó pegar ni uno el astado, y la faena acabó diluyéndose.
El quinto tampoco fue propicio, toro reservón, con el freno de mano echado y sin terminar de pasar, con el que Chacón hizo un esfuerzo a base aguante y arriesgar. Faena sincera del de Fuente del Rey, que solventó la papeleta dignamente aunque sin poder resolver en triunfo con el lote más deslucido.

Picazo tuvo un primer toro con "carbón", que respondió en cuanto se le hizo bien las cosas por el pitón derecho. Y ahí estuvo el hombre, tratándole de llevarle por ese lado con largura y mano baja, aunque con notables altibajos.
Cierto es que quiso mucho el torero, e incluso hubo muletazos buenos que calaron en el tendido, pero al conjunto le faltó redondez y unidad, pues se dejó tropezar más de la cuenta y hubo también poco ajuste al natural.
El sexto fue tan noble como soso y aquí Picazo apenas pasó de los detalles. Lo peor aquí, fue la triple cornada que se llevó el banderillero Sebastián Pereira. Otro pasaje que lamentar.

Javier López/EFE/Fotografía: EFE

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