23 de octubre de 2012

Armonía y espiritualidad en la pintura taurina de Fernando Pardo

Soriano residente en Zaragoza y de formación autodidacta como artista, la tauromaquia es un tema en sus líneas de trabajo. Ya sea en pequeño formato o con mayor detalle, plasma la belleza de la fiesta con su color y sus formas.
  
Fernando Pardo Martín nace en Borobia (Soria) en 1956 y reside en Zaragoza. Su formación como artista es autodidacta.
Fernando tiene un modo muy personal de interpretar el arte. Concibe cada obra como única y distinta, tanto en factura como en temática y composición. Juega con el color, con las formas y pinta por encima de todo la belleza.
Para Pardo es fundamental el soporte que utiliza en la realización de sus obras. Le gusta recuperar materiales de desecho y desde las imperfecciones que poseen comienza la creación, en un trabajo "al dictado", integrando esos defectos como parte esencial de la obra, consiguiendo transformar la basura en arte.
El artista ama la libertad y eso se refleja en su pintura: trazo suelto, tachismos, alegría y sentimiento. Su lema es "máxima expresividad con mínimos recursos" y siempre, la lucha interior por la excelencia.

Respecto a su obra de tauromaquia este tema siempre ha estado en sus líneas de trabajo. Con frecuencia entra y sale de él, bien con obras de pequeño formato, otras muy trabajadas con numerología. A veces en papel o en cartón; otras en madera. Pero en todas se percibe la misma intención: plasmar la belleza y plasticidad de la fiesta taurina, mostrar el baile de seducción y complicidad entre el toro y el torero, en una relación de igual a igual, expresándolo con sus juegos de color, sus esquematismos, consiguiendo esa armonía y espiritualidad que transmiten sus obras.


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Texto y Fotografía: Sara Martín

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