11 de octubre de 2012

Padilla: Me he entregado ante el toro para mostrar que mantengo mi identidad

El diestro Juan José Padilla, que pudo sentir ayer, en su regreso a la plaza de toros de La Misericordia de Zaragoza, el calor de una afición sobrecogida aún por el grave percance sufrido hace un año en el mismo coso, asegura que en todo momento se entregó ante el toro para demostrar que mantiene su identidad como torero.

"Yo quería reencontrarme con la afición que era lo más importante; yo quería volver abrazar a los doctores; yo quería sentir esa ovación del público, sentir esa responsabilidad y ese miedo. Eso es lo que me llena y me da vida", ha afirmado hoy Padilla, en una entrevista con EFE.

Ataviado con un traje verde "esperanza", la cual "nunca" perdió ni aún en los momentos difíciles, Padilla cumplió ayer con su promesa de volver a torear en la misma plaza, donde hace un año sufrió una grave cornada que le costó la pérdida de su ojo izquierdo.

El diestro jerezano ha reconocido que ayer tuvo como torero la obligación de "demostrar" al público que no le guarda "rencor" al toro, porque le ha dado "mucho", y que el percance o el accidente sufrido -no le gusta llamarlo tragedia- no tiene por qué volver a repetirse.

Acompañado por sus padres, su mujer y sus dos hijos, y en presencia también el equipo médico que le atendió tras la cogida, el "ciclón de Jerez" ha asegurado que quiso "sorprender" y demostrar, con una "puerta gayola" que venía a entregarse y a no "bajar el tono" para que el público saliera satisfecho.

"Siempre dije que esta ganadería daba la oportunidad de sentir el toreo de otra forma. Quizá los toros ayer no dieron esta oportunidad tan rotunda, pero sí de entregarse y de demostrar que venía a una plaza a darlo todo", ha señalado el diestro, quien ayer cortó dos orejas.

Tiene claro que no puede perder, en ningún momento, su "identidad" y su "forma de interpretar" , y así lo quiso transmitir ayer en la Plaza de la Misericordia, ya que el público reclama esos "valores" y, sin lugar a dudas, "hay que dárselos".

"No cabe duda de que se notaba el cariño del público. Fue un día muy importante para mí en el que prometí traer a mis hijos, porque cuando caí en brazos del doctor me acordé de ellos, cuando notaba que la vida se me iba", ha explicado.

Antes de la corrida, Padilla, visitó la Basílica del Pilar con su familia y atendió las numerosas llamadas y mensajes de apoyo de sus allegados, conscientes de la importancia de esta cita.

"Ha sido un año de emociones vividas y contenidas. He disfrutado mucho y ha habido que trabajar mucho, pero llegar a Zaragoza era cerrar un circuito de un año de reto y compromisos", ha destacado.

Éste fue su afán ya desde el mismo Hospital Miguel Servet de Zaragoza, culminar una "bonita temporada" en la Plaza de la Misericordia, a la que volverá a torear mañana, junto a "El Cordobés" y Jiménez Fortes.

"Retomamos de nuevo esa ilusión, porque obviamente después de la corrida sueltas presión. Fue una noche agradable, hicimos una cena bonita, con los doctores, la familia y amigos, contando vivencias de la temporada", ha indicado.

Hoy de nuevo toca concentración para "rematar la feria lo mejor posible", ya que considera que la corrida de ayer forma parte del pasado, ya es historia y que, por lo tanto, ahora hay que "escribir una nueva página".

Satisfecho con la última operación realizada con el objetivo de "reconstruir" la musculatura del párpado elevador, ha señalado que la vida se ve de otra forma "con un ojo", pero que, una vez asumida la realidad, la vive con mucha intensidad, y sobre todo con "normalidad".

"En casa, los primeros meses se vivieron muy duros, muy tristes y eso no podía existir en mi casa. Tenía que existir la alegría, la felicidad y Dios me dio la oportunidad de realizar lo que más me gusta que es mi profesión", ha concluido.

Texto: Marta Salguero / EFE

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