15 de noviembre de 2012

Las imposiciones de las figuras ultramarinas ya llevaron al hartazgo

Ya no se podía más… el festejo fue llevado al asfixiante aburrimiento por ese océano de aberrante mansedumbre, que parecía interminable. Sí, nuevamente el torero ultramarino en turno, impuso sus condiciones –porque para eso se pasea con el título de figura- y, por ello, tuvimos que soportar una ganadería infumable, que predeciblemente envía animalitos bobos… esa es su satisfacción, animalitos que pasen alrededor de la geografía corpórea… tantas veces como sea la orden suprema de la figura venida del otro lado del mar.
  
No obstante, ahora -como ocurrió ya con otras tantas ganaderías comerciales-, tanta azúcar, miel y melcocha, en lo que alguna vez fue sangre brava, parece haber conducido a esa vacada, a la indefinición, y así no hay mayor diferencia entre un buey de carreta y los bovinos que mandó a la gran plaza.

Sí, esas condiciones que no sólo quedan en la imposición del ganado a lidiar, sino que van más allá y, entre ellas existe… ¡otra vez un toro de regalo!, otra vez ese séptimo cajón que lleva con ello a la ventaja implícita, de haber seleccionado un astado que pudiera ser más bobo, más dócil y todavía más propicio para la faena sin fin. Sí, que garantice el supuesto triunfo, del que habiendo terminado el festejo, ya NADIE se acuerde, por lo frívolo del hecho y por la falta de verdad en lo que enfrenta.

¡No!… no se puede partir del hecho -como pareciera que así ocurre- de que el público es tonto y no se da cuenta de lo que en verdad ocurre en el redondel. Si las figuras ultramarinas no se han percatado de que la globalización de la Fiesta… ya es un hecho, y que ahora más que nunca, el gran público taurino conoce bien lo que es un TORO AUTÉNTICO y sabe perfectamente lo que debe y tiene que ser un TORERO DE VERDAD.

En todo esto y alrededor de la Fiesta, surgen una serie de interrogantes dentro de esta severa crisis financiera que vive el mundo, y que hace mella en especial en España:

¿Por qué no cuidar abonando con la insustituible verdad del TORO AUTÉNTICO PARA EL TORERO DE VERDAD el mercado de México, de Perú, de Colombia, de Venezuela, de Ecuador?

O, ¿qué la soberbia, la humillación, el deshonor hacia los demás están muy por encima de todo y eclipsa a la grandeza que debe existir, en el orden moral y real, en quien se precie ser un auténtico ser humano?

La tauromaquia es una manifestación artística, y el arte, por si no lo saben las figuras del toreo ultramarino, presupone verdad en quien lo expresa, y si no hay verdad… NO PUEDE EXISTIR EL ARTE.

Entonces su categoría de figuras queda en una especie de simuladores de una aproximación de la tauromaquia, pero que de ninguna forma pueden ser dignos representantes de esta como artistas.

El toro auténtico, no sólo es el que tiene más de 4 años, el que está íntegro de su físico, sino junto con esto, el que posee atributos fundamentales como son… la casta, bravura, codicia, emotividad, nobleza, clase, calidad y recorrido, lo que en su conjunto transmite y recrea a la inspiración para constituir imponentes obras de arte, porque frente a este TORO AUTÉNTICO… hay un TORERO DE VERDAD.

El gran público lo sabe, y supongo que eso también lo conocen los toreros de la alta jerarquía ultramarina, pues entonces…
 … actúen en consecuencia.

Porque una cosa está clara… las imposiciones de las figuras ultramarinas ya llevaron al hartazgo.

Texto: José Mata
Fotografía: Archivo

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