4 de septiembre de 2013

El novillero Juan de Castilla gana la Espiga de Plata

El novillero colombiano del Barrio de Castilla de Medellín se alzó ayer tarde con el trofeo “Espiga de Plata” en su novena edición, celebrado en la localidad murciana de Calasparra.
Interesante, noble, con dos novillos de nota y hechuras de novillada con caballos, se ha lidiado la final del trofeo "Espiga de Plata". Novillada perteneciente a la ganadería de "Bellos Montes", debutante en la localidad y que ha dejado un extraordinario sabor de boca.

Aitor Darío "El Gallo", que ha abierto plaza, se ha enfrentado al más parado de la tarde. Un novillo mirón, con el que el conquense no se ha terminado de acoplar y al que le costaba repetir embestida.

Lo de Aquilino Girón ha sido una pena. Ha estado templado, echando la muleta "alante" y provocando series muy cuajadas que llegaron a los tendidos. Pero llegaron los aceros y el final de faena se convirtió en una odisea. Opino que es muy duro echarle un toro al corral, sobre todo a un novillero que está empezando, pero no sé si le hacemos un favor echándoselo, o le hacemos más daño haciéndole estar en la cara con el descabello en la mano y sin poder resolver. Más allá de cualquier circunstancia, el reglamento está para cumplirlo y aunque se quiera ser benevolente, no creo que prolongando la agonía se le haga un favor al novillero. Una pena, porque de no ser por la espada las sensaciones que el  granadino ha dejado han sido excelentes.

Juan Torres "Juanito" es un torero bullicioso, alegre,  al que le ha tocado una maquina de embestir y,  de qué forma. Quizá le ha faltado quietud y pausa en las tandas o quizá se ha visto sorprendido por un novillo que hubiera hecho sudar al primero del escalafón. Dignísima actuación que,  tras estocada y concesión de dos orejas,  le ha permitido salir a hombros.

Al otro granadino de la tarde, Joselete, le ha tocado un novillo que también se dejó. Quizá el volumen y seriedad del mismo le hizo darse cuenta muy tarde de que tenía ante sí un gran novillo de triunfo. Conforme avanzaba la faena fue acoplándose cada vez más pero la espada le impidió cortar pelo.

Y llegó Juan de Castilla. Novillero con oficio que no le ha dudado un instante a un novillo de vuelta al ruedo. Precisamente, el pañuelo de vuelta creo que le ha privado del segundo trofeo. Aunque en Calasparra los trofeos son lo de menos. Juan lo ligó, toreando al natural como mandan los cánones, desmayando la mano que no sujetaba la muleta señal de relajación e implicación con su oponente. Un novillo que cualquier chaval le gustaría torear, eso sí, para hacerlo había que estar muy firme y el novillero tampoco ha fallado. El pinchazo, preludio de la media estocada, le ha permitido pasear una oreja, pero el Jurado, y creo que con buen criterio, le ha otorgado el premio como triunfador del festejo. Premio merecido por la actitud, el temple, el valor seco y la ambición.

El hellinero Diego Carretero cerraba cartel. Carretero ha tenido un novillo muy parado que no repetía embestida pero con el que estuvo muy firme, sereno y seguro. Un novillo que enseñaba dos puntas que metían miedo y con el que no ha dudado un instante para cruzarse y querer estar. Siempre con la muleta adelantada y pisando terrenos del novillo, le ha arrancado cuatro tandas que, tras estocada, le han permitido desorejar al de Bellos Montes.

El percance de la tarde se ha producido en la lidia del sexto novillo, cuando el banderillero de la cuadrilla de Diego Carretero ha sido cogido ocasionándole un traumatismo severo en el brazo que ha requerido su traslado al Hospital Comarcal de Caravaca.

Una tarde para guardar, ver y analizar. Una tarde difícil, pero nadie dijo que esto de los toros fuera fácil.
Una tarde donde Calasparra vuelve a poner el listón muy alto y que, seguro, novilleros y afición tardarán tiempo en olvidar.

Ayuntamiento de Calasparra/Fotografía: Seguidores Juan de Castilla/Facebook

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