3 de septiembre de 2013

Gran tarde de toros en Daimiel

La localidad manchega fue escenario de una entretenida corrida mixta en la que los toros de Adolfo Martín no dieron la talla esperada pero permitieron que cada coleta paseara un trofeo. El novillero sin caballos Carlos Aranda salió a hombros.
Plaza de toros de Daimiel (Ciudad Real), lunes 2 de septiembre de 2013. Tres cuartos de entrada. Se lidiaron seis toros de Adolfo Martín, bien presentados  de excelente lámina, pero bajos de fondo y raza salvo 3º.  Su temida fiereza no pasó por Daimiel. Dos erales de  "El Cotillo", nobles y a más. El primero repetidor, el 2º de más a menos llegó a rajarse.

Javier Castaño, ovación y oreja.
Luis Miguel Vázquez, silencio y oreja.
Alberto Aguilar, ovación con saludo en el tercio y oreja.
El novillero Carlos Aranda, dos orejas y dos orejas.

Carlos Aranda salió en hombros por la puerta grande de su pueblo en loor de multitud.

Día grande en Daimiel, pueblo torista por excelencia, donde en años precedentes se cambio esa tónica tan afamada de este pueblo y esta afición demandaba el toro y con buen criterio se preparó una corrida de un hierro de los llamados duros, aunque a la postre no lo fuera. Su presentación por defensas por sí solas era ya un espectáculo. Consiguieron meter en lunes tres cuartos de plaza. Rotundo éxito, como lo fue de nuevo la inclusión en el cartel de novillero sin caballos Carlos Aranda, al final brillante vencedor de un espectáculo que fue más que interesante.
La corrida no asustó a los toreros, vamos que no molestaron las bestias, estas fueron excesivamente nobles y carentes  de esa fiereza que se les presumía, nada más.
Bien por la Peña Taurina por su esfuerzo y el homenaje a José Ruiz Baos "El Calatraveño" bajo el título "Arte y valor", así como el del Ayuntamiento, con Leo y su concejalía a la cabeza.

Javier Castaño abrió plaza con un veleto de impresión, pero vacío de contenido. Gracias a la buena lidia de Marco Galán y el resto de la cuadrilla el toro llegó muy cómodo al matador, que anduvo fino y cerca de los pitones, llegando a lucir en series cortas y llenas de exposición donde la templanza fue su mejor arma. Lo mejor al natural al final de la faena. Estocada contraria y caída más descabello, dejaron el tema en ovación desde barreras.
Su segundo se dejó ver a la verónica y recibir un mono puyazo. Para deleitarnos, dos soberbios pares de David Adalid y otro buenísimo de Fernando Sánchez, previa puesta en escena de Marco Galán templando de lujo la embestida. La faena buena donde el torero puso más que el Adolfo, falto de ritmo, sus embestidas cortas las templó Castaño al ralentí, tiró de rodillas para encandilar y adornos para estocada casi entera que fue suficiente para oreja.

Luis Miguel Vázquez hacia su primer paseíllo en una corrida este año y se notó quizá en exceso. Falto de sitio y con las lógicas carencias de estar en su pueblo y ante una corrida muy seria. Pésima lidia en el tercio de banderillas. El animal llegó cambiado a la muleta, probaturas y serie con la derecha de buen trazo, aunque con muchas precauciones. Molinete y farol para ligar después, con la espada mal, fue silenciado.
En su segundo del que cortó un apéndice sin pasearlo vimos a un Luis Miguel lejos de aquel torero con dominio y mando que tantas tardes en este coso hizo vibrar los tendidos. Se escucharon algunos pitos durante su lidia, cosa inusual a un torero local. El daimieleño se esforzó, sí, aunque sin lucir, pero su enemigo tampoco se prestó a ello, salía suelto y sin fijeza. Faltó ligazón y más garra, la estocada dio origen al premio.

Alberto Aguilar, venía precedido de jugársela cada tarde y así fue, su lote el mejor de la tarde. Aguilar dio la dimensión de buen torero, su toreo a la verónica, ceñidas, y el quite de valor. Las series en redondo con la derecha de merito, para ligar con la zurda saliendo trompicado en un pasaje unido al toro, también de ahí su suerte. Su vuelta a la derecha fue mejor, más ligazón y templanza, para terminar al natural de uno en uno donde el temple y la plasticidad aparecieron. Metisaca, pinchazo y pinchazo hondo para recibir una fuerte ovación con saludos.
En su segundo tras una pésima lidia el torero se fue a los medios para ligar dos series de mando y rabia torera, otra mas con la derecha, para torear al natural despacio pasándose muy cerca los pitones. El toro a menos. Alberto acortó las distancias y optó por los adornos y dos trincherazos por bajo de mucho sabor. Media estocada que al final fue entera para oreja con fuerza.

Carlos Aranda. Lleva una racha de tomar nota, uno que presenció la obra de Linares el pasado domingo, vuelve a repetir en las retinas otra bella conjunción del toreo y los conceptos del mismo, desde que se abre de capote a la verónica y enjareta hasta siete;  remata y vuelve en quite con variedad y buena ejecución para después, componer, sí componer, una faena llena de estética y perfecto dominio de los engaños. La templanza, el dar el sitio justo y salir airoso de las complicaciones hacen de este chaval un autentico portento. Los molinetes abrochados, las trincheras de cartel. En resumen, esta para más vuelos, pide a gritos debutar con picadores, los erales le quedan cortos.
Sus faenas a sus dos enemigos casi del mismo corte, mejor en el primero por las buenas condiciones de el de Cotillo. El segundo algo mas parado y rajándose al final, con la espada estuvo bien, cuatro orejas, sin paisanaje por medio. Eso sí aclamación de torero que es para lo que esta.
Ignacio Rubio

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