19 de julio de 2012

Ponce, Morante y Luque se van de vacío en una floja corrida en Mont de Marsan

Enrique Ponce, Morante de la Puebla y Daniel Luque se fueron de vacío ayer en la primera de feria en la plaza francesa de Mont de Marsan, donde se esforzaron por complacer a un público benevolente frente a unos descastados toros de Perladé.

Ficha del festejo:

Primera de Feria. Plaza casi llena.Toros de Parladé, descastados, flojos e insulsos.

Enrique Ponce: palmas y silencio.
Morante de la Puebla: silencio y saludo.
Daniel Luque: silencio y saludo.

No cabe duda de que la ganadería de Juan Pedro Domecq-Parladé posee un capital genético imponente, pero tampoco cabe duda de que si se sigue seleccionando el tipo de toro que se ha visto en Mont de Marsan hoy, se acabarán aburriendo hasta los toreros que los imponen donde pueden.

De los seis toros, parejos de hechuras salvo el cuarto zangudo, flaco y escurrido de atrás, muy protestado por embestir de forma algo renqueante, el único que medio se salvó fue el quinto, por aguantar dos tandas de Morante por el pitón derecho.

El gran mérito de Enrique Ponce fue de vestir la nada frente al zangudo escurrido, inventándose muletazos de trazo perfecto pero sin toro.

Una demostración de sabiduría, de temple y de pundonor profesional, a pesar de la sorna de algunos clientes que habían pedido, con razón pero sin conseguirlo, la devolución. De no haber acertado Ponce para mantener al toro en pie, se hubiera armado la mundial.

Frente a su primero, un toro noblón pero flojo e insulso, Ponce cubrió el expediente con dignidad.

A Morante le basta con poco toro para lucir su toreo de pellizco y clase, pero el segundo, soso y sin la nobleza del primero, además de tener la cara suelta, no le permitió ni eso, a pesar de intentarlo el torero en cada momento.

También lo intentó frente al quinto, el más aprovechable mientras duró. Lo mejor llegó con dos tandas por la derecha y algunos muletazos sueltos. Se aplaudió al toro en el arrastre, y Morante saludó.

Las ganas de Luque acabaron en cuatro muletazos con la escasa fuerza del tercero, noble de salida y que toreó muy bien de capote; bravo en la primera vara, el toro se desfondó enseguida, topando la muleta a continuación con la cara suelta lo que impidió todo lucimiento.

Al lidiado en sexto lugar, Luque le dio más tiempo y más distancia, sin conseguir mayor lucimiento que en el otro. El arrimón final supo a poco frente a tan rajado enemigo, pero una buena entera le permitió saludar.

Texto: André Viard / EFE
Fotografía: Archivo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Inserte su comentario