16 de septiembre de 2013

Tarde de triunfo con la terna a hombros en Salamanca

Un público generoso fue regalado con una variada e interesante tarde de toros en la corrida mixta en la que el rejoneador Hermoso de Mendoza y los diestros José María Manazanares y Alejandro Talavante pasearon dos orejas cada uno en Salamanca.
Plaza de toros de Salamanca, domingo 15 de septiembre de 2013. 5º de abono. Lleno. Se lidiaron dos toros de Carmen Lorenzo para rejones y cuatro de Garcigrande, buenos para la lidia.

Pablo Hermoso de Mendoza (rejones), dos orejas y ovación.
José María Manzanares, ovación y dos orejas.
Alejandro Talavante, oreja en los dos.

A falta de la corrida del día 21, fiesta en la provincia y dedicada al arte del rejoneo, en cuanto a los de a pie, terminó la feria. Con tarde soleada por fin se lleno la Glorieta, hoy la plaza tenía un colorido especial, tenía un fuerte latido, no como otras tardes de medias entradas que parecía el cadáver simbólico de la fiesta. Se han lidiado dos toros de Carmen Lorenzo para rejones, con buen son y temple el primero, y parado distraído y manso el segundo, y cuatro de Garcigrande, nobles, manejables y cómodos de cabeza.

Pablo Hermoso de Mendoza, clavó rejoncillos toreando bien llevando siempre el toro a la grupa. En banderillas, toreando a dos pistas por todo el anillo del ruedo, clavó en todos los terrenos banderillas largas y cortas a dos manos, todo mezclado con los alardes, cabriolas y doma superior que hacían el deleite de los espectadores, todo un conjunto de armonía estética, con una cuadra de caballos a los que tan solo les queda hablar pero que entienden a su jinete a la perfección. Mató de rejón trasero y cortó dos orejas.
Estaba claro que por esos derroteros la tarde ya iba en triunfalismo por parte de la masa espectadora. Demasiado premio. No pudo redondear el navarro con su segundo aunque lo llevó cosido a la cola del caballo, se paró pronto el Murube, lo intentó Mendoza, pero la cosa quedó más diluida. Pinchazo y rejonazo trasero, escuchó ovación.

En la lidia ordinaria, sorteó José María Manzanares un toro blandito y pastueño. Lo pasó con temple de capote y con la muleta faena corta, con series suaves ligando los pases pero sin vibración. Al natural más encajado, desplego armonía con pases bien rematados y pinceladas de plasticidad y manejo técnico de los engaños. Lo mató de media que escupe, pinchazo y entera. Cosechó una fuerte ovación.
Su segundo un toro lavado de cara y con poco cuello, distraído de inicio, lo lució Manzanares lanceando con gusto. Se le picó duro tapándole la salida, pero a partir de  ese momento el toro se fue creciendo, mantuvo el tono lo vio el torero y compuso una faena de altura con series de empaque, torería y garbo siempre bien rematadas, tanto por uno como otro pitón. Se gustaba el torero en cada pase, recreándose y rebozándose de sentimiento, mantuvo firmeza, quieta la planta y verticalidad, algunos remates y cambios de mano de belleza superior. Mostró un toreo de muchos matices, la faena tuvo plasticidad estética y armonía, más reunido que en otras ocasiones. Culminó su obra con una estocada al recibir entera y caída, que no le impidió cortar dos orejas.

Alejandro Talavante sorteó un primer toro de poca fijeza que no se empleó en el capote. Una vara en la querencia, picotazo y tercio nefasto. Lo brindó a Manzanares padre. Comenzó con derechazos suaves y de buena factura, en una nueva serie por ese pitón y mejorando el toro, le aplicó Talavante series de depurada técnica. En el toreo al natural series más reunidas y uno de pecho interminable que caló fuerte al tendido. Remató con ajuntadas manoletinas. Mató de entera algo tendida, dejó que el toro muriera en lenta y demasiada agonía. Cobró una oreja.
En su segundo el extremeño, toro que blandeó de inicio y con poca codicia en el capote, al que pudo lancear  sin vibración y quitar por  reunidas chicuelinas. Éste lo brindó al público, tiro con rabia la montera y pronto se vio que quería unirse en volandas a los compañeros de cartel. Mostró un repertorio de gusto y buen toreo, firme y encajada la planta, ligó series por ambos pitones con despaciosidad y mando, algunos tenían hondura superior y el trazo en los remates, llenaron de sensaciones toreras al público. Hubo una serie al natural antológica, marcó los tiempos y Talavante en su salsa, acariciaba los goznes de la puerta del toro. Con la obra hecha entró a matar haciendo la suerte, la estocada entró entera un tanto perpendicular. Caído el animal se lo levantó el puntillero, descabello hasta cuatro veces y sin conseguir atronar al toro este se hechó. Se aplaudió su cadáver al ser arrastrado. Y de nuevo en estas tardes de triunfalismo pueril y desorbitado le pidieron la oreja con fuerza, tanto que la presidencia se la concedió. Y es que hoy el personal venia a sacar a los toreros a hombros, y así corresponder con el precio de la entrada.
Qué buena es la gente… ¡sí señor!

Fermín Gonzalez, comentarista de Onda Cero radio, Salamanca

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